
















Cambio de tercio: Algunos años más tarde a mi experiencia londinense, Marvel U.K. me encargó hacer una miniserie. Yo era un joven autor que hacía mis pinitos en el cómic europeo y ¡la filial británica de la Marvel me encargaba cosas!... ¿había llegado a la cima o qué?.
La realidad se descubrió como otra cosa muy distinta: El guión, de una tal Smith, era la peor pieza literaria que había leído en mi vida, pero aún así lo hice, comprensiblemente no con mucho entusiasmo. La cosa iba de las patéticas peripecias de un tipo, calcado de Terminator, Highlander ("Los Inmortales") y drácula, además, en plan facha moralista, que sólo se zampaba a lo "peor de la humanidad" (¡empieza con un mendigo!)...
Terminé los 4 cómic books, me los pagaron, y Marvel U.K. cierra al poco tiempo (cosa que no era de extrañar, dado lo que publicaban)
Dos layouts mucho más antiguos que los anteriores. Creo que estos los hice en 1990 para “Fievel goes west”, cuando vivía en un asqueroso piso, encima de un restaurante chino, a las afueras de Londres... Entonces era algo fantástico, porque... ¡trabajaba para Spielberg!... Hay que ver cómo cambian los valores de uno con los años.
Vamos a terminar las cosas de Disney con un par de dibujos de “desarrollo visual” que hice nada más dejarme caer en la “factoría”. Quizás se note en ellos que era el año 1995 y estaba “fresco” y recién llegado a Los Ángeles para currar en Hércules.
Me gusta especialmente el trabajo de iluminación que hice en esta secuencia para “la película de Disney que nunca fue”.
Como parte intrínseca de la cinematografía, la iluminación de una secuencia se define en el work book, así como el montaje, la puesta en escena, los movimientos de cámara y, de regalo, buena parte del diseño de los decorados. ¿Alguien le puede pedir más a un solo tío?
La decisión de parar Kingdom of the sun, estando ya animada buena parte de la peli, supuso que muchos millones de dólares, y lo que es peor, el trabajo de cientos de personas fuera tirado a la basura, cuando quizás sólo el de los guionistas y el de los ejecutivos que aprobaron un proyecto desmedido e insensato merecía ese final.